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Monday, May 19, 2008

La definición de "Comida" y el futuro de la economía planetaria

"cooking and gardening have come subversive acts in this culture... I'm suggesting that we've given-up a lot by doing that, and that we need to rediscover cooking...", Michael Pollan.


La siguiente revolución industrial, tendrá directa relación con la capacidad local de generar alimentos, alimentos "realmente alimenticios" (real food). Me encanta usar lenguaje de sentencias en algo que es totalmente impredecible y que esconde en parte mis intenciones. Yo quiero promover la creación de alimentos verdaderos, que no impliquen el uso de hormonas o mucho procesamiento industrial. Estuve pensando en argumentar mucho a favor de esto, pero para eso prefiero mostrar dos videos que aparecen al final de este post.
Lo que sí quiero hacer, es mostrar algunas conexiones que emergen del simple acto, por ahora romántico, de volver a comer comida de verdad y del tener un contacto más íntimo con la producción de alimentos. Aquí va mi primer intento de visualizar cómo sería. Este mismo ejercicio lo han hecho, y con más detalle que yo, por supuesto, desde los miembros de la sociedad lunar (padres de la revolución industrial), los anarquistas (padres de los sistemas de cooperativas y kibutz), y los enciclopedistas (padres de la revolución francesa y las formas modernas de poderes democráticos).
Si el mundo fuera un mundo de permacultores, si la economía planetaria se basara en la permacultura, algunas cosas cambiarían en nuestra forma de vivir y generar riqueza. Para comenzar, comeríamos productos frescos, producidos y comercializados a nivel local y regional. Habría menos diversidad de empaques y más diversidad genética y botánica en los alimentos. Es probable que además de tener mejor saber, los alimentos sean más nutritivos.
Habría más opciones de comprar a granel yendo con envases propios o envases retornables. Los supermercados asumirían como interfase dominante a, y serían en gran medida, mercados de productores regionales. Y sean no sólo espacios de venta al consumidor final sino espacios de trueque e intercambio de servicios. Casi como una mercado bursátil de venta de futuros. Los mercados -al igual que ahora- serían espacios de socialización, generación de identidades (sentido de self y de grupo), y de generación de valores simbólicos, además de ser el lugar físico de transacciones materiales. Habría una altísima rotación en diversidad de productos alimenticios perecederos, y la tecnología caducaría a un ritmo menos acelerado que el actual. La creación de riqueza netamente monetaria, incentivada por los Estados y la competencia entre empresas privadas y cooperativas, sería el resultado de mecanismos de premio a personas y organizaciones que logren mayores beneficios a la biósfera y a la calidad de las aguas subterráneas.
Los productos alimenticios tendrían más sabor, y la gente se tomaría tiempo para prepararlos y para compartirlos. Para que esto sea así, los sistemas de trabajo y de división del trabajo se basarían más en los ciclos lunares que en jornadas , y en un balance entre trabajo . La separación entre campo y ciudad, entre rural y urbano, se desdibujaría.








Orthorexia es la síntesis de lo que estamos siendo hoy. Una preocupación por el comer sano, pero con una total desconexión con el proceso de producción de alimentos. Esto, nuestra ocupación de comer sin hacer ni ver ni valorar ni cureosear sobre el origen de nuestros alimentos, cambiaría drásticamente si de un día para otro tuviéramos plantearnos en serio cómo generar riqueza sin dañar la salud de los suelos, fuentes de agua y nuestra forma de vivir. Más temprano que tarde, tendremos que cambiar nuestras nociones básicas de economía.

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