Definitivamente, "la verdad" sólo se conecta con el "mundo real" de las personas si y sólo si logra vestir las verdades con las ropas que las personas logran reconocer como como tales. La verdad desnuda no es verdad. La única verdad es la que puedo percibir, la que penetra la cotidianidad de las personas, acostumbrada a mirar lo que ve y no otras cosas.
Piensen esta imagen. Una madre y su hija hablando por teléfonos de mentirita, aunque realmente conectándose entre ellas. Esto mismo, 100 años antes, sería incomprensible. Hoy, con todo lo falaz de esta forma de interactuar con teléfonos de juguete, genera más confianza entre dos personas, que lo que un político o un vendedor le pueda decir cara a cara y a viva voz a cualquier persona del mundo.

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